domingo, 8 de agosto de 2021

SIMON ESAIN

 



LOS NOVIOS


De la llama del pabilo de la vela brota una paloma, como de la mano de Dios. Dios le entrega esa paloma a un ángel para llevarla a las manos de la virgen. Pero la virgen está sentada a la ventana esperando que su enamorado le traiga flores. Cuando él llega le entrega un ramo alto y ella le ofrece asiento. La puerta queda entreabierta para las luces de la oración.


La virgen coloca las flores en una jarra al centro del grupo, pero no las huele por temor a que nazcan seres mitológicos que sólo ella ve. En lugar de eso, toma una brasa del hogar y enciende la pipa del padre. El padre se quita la gorra de ferroviario y luce la blancura de su testa; los brillos de sus canas llevan la gorra hasta el perchero. El novio también fuma su pipa. Se quita su gorra y luce una cabellera de potrillo. La gorra se adormece sobre su muslo azul.


Viendo balancearse las espirales del tabaco, la virgen sueña las felicidades de su boda y en cómo cerrará los ojos esa noche y cómo lucirán sus pestañas. Tan retenida y extasiada está por dulces lazos de seda color lila, que la paloma escapa de sus manos y da vueltas por la habitación. Todos lucen sus corazones rojos y ríen hasta que la paloma se recoge en su dueña.


La aldea oyó las risas y también llegó a reír. Dios escucha la melodía subir y sonríe. Del fuego en la chimenea sale una cantidad de palomas para que sólo la novia vea. Ella suspira de nuevo y las obsequia con cintas de colores tardíos. Una nube con forma de dedo encubre su boca. El novio contempla la sonrisa beatífica y hace tirar su pipa como a un barco a vapor. Todavía no es la hora de bajar de su clavo al violín.


La madre trae una botella y tres vasos. Un siervo da de comer al cordero. Al cordero le salen cuernos rientes. El gallo persigue a las gallinas. Unas aves picotean las tablas de la Ley. A Dios le brotan cuernos.


Los peces se ponen celestes y planeadores; la cabra entra al río por detrás de su reflejo.


Del ramo de flores en el centro de la habitación, sale una luna llena


domingo, 23 de agosto de 2020

ANIBAL DE GRECIA

 

CON EL FILO DE MIS OJOS


Abrí tu vientre

       hurgué esa selva hasta encontrar la guarida

de mi forma salvaje


y volví sin ser domesticado a ocurrir en el tiempo.


Soy un vértigo sin dueño

un gato sin techo

el cadáver de la primera muerte naciendo para siempre.

jueves, 12 de septiembre de 2019

GUILLERMO BIANCHI




DENSIDAD DE LA LUZ


salgamos a la puerta
se deben haber ido los fantasmas
hay una brisa que lo explica todo
la dualidad
el fin de los temores
derrama el sol una mirada tibia
sobre la mansedumbre del paisaje
harto de su belleza
el cielo inventa pájaros que le arañan el rostro
todo busca su alquimia de luz precipitada
se deben haber ido los fantasmas
salgamos a la puerta
lentamente el cortejo de la noche
se hunde por el peso
de su propia armadura.

ESTELA ZANLUNGO




MANIFIESTO


A veces cuando el mundo le pasa por encima
a mi capacidad de comprender,
el daño viene
en un íntimo acto del asombro
y desde el caos
solo se va ordenando.
En los últimos tiempos hay quien objeta,
no sin razones,
los límites inciertos entre el poema y lo real
como una idea de quedarse con algo
del dolor de los otros.
Para evitar el riesgo uno
podría resguardarse en la anestesia
del domingo a la tarde
y rematar con dos versos sencillos acerca
de la contradicción del animal humano.
A veces creo que todo lo que pasa
es que algo tiene que sangrar,
entonces veo indicios de lo impensado y quedo
como después de un viento que me ha llevado la pollera
varada,
soy un escarabajo
dado vuelta en la avenida.


jueves, 14 de septiembre de 2017

HUGO FRANCISCO RIVELLA



LUZ DESIERTA

Pienso en mi madre muerta,
No puedo imaginar sino su manos sobre mi cabeza y su voz diciendo que me ama.
¿Puede, en la distancia, volver a ser la rosa que en sus ojos duerme?
¿Cómo estarán sus manos, sus cabellos cenizas,
el aguacero de su risa en ese país oscuro?
Seguro, madre, que lo has revuelto todo.
El diablo a la diestra de Dios padre, y Jesús de farra por todas las esquinas.
Ni hablar de la comida.
Les arderá la lengua por el ají y beberán de a litros aguardiente.
Soñadora.
Te cuento que escribo Poesía, que cada día te nombro,
me acompañas, a veces sin saberlo,
lo sé, porque de pronto algo sucede en mí,
en la luz del jardín,
en la palabra que destierra a la noche, en los sapos eternos de la lluvia.


Madre,
han vuelto a florecer los durazneros.

miércoles, 15 de febrero de 2017

MARTÍN RANINQUEO



POEMA ROJO

No, no era la respiración del sol
color manzana purpurando el monte.
No eran pétalos de claveles rojos
que algún dios irradiaba desde el cielo
sobre la untuosa espera de la turba
Tampoco era la luz de Marte dando
pinceladas en la tela de nieve.
No era el diablo arrojando una copa
de vino tinto en una boca de tierra.
Poetas, era sangre de un soldado 
en las islas de la niebla.

SANDRA PASQUINI



POEMA 

Son más de las cuatro
estoy aquí
buscando una alternativa
a la absurda obstinación del lenguaje
pienso en tus sospechadas sombras
en cada uno de tus disfraces
en esa carcajada frágil
a punto de hundirse en el atardecer
tengo el paladar lastimado
de tanto chocar con las palabras
estoy aquí
recontando las formas que inventa el silencio
con esta certidumbre dibujada a lápiz
en unos minutos más
va a sobrevenir el hartazgo de pensarte
y voy a trazar un círculo pequeño
con mi dedo índice sobre el papel
para encerrar las siete letras
que dicen tu nombre
y sigilosa
impune
y deliberadamente

aplastarlas contra el olvido.