VIVIR
Qué acercas a tu destino sino la forma plural del deseo,
lo que va haciéndose como la lluvia,
y fertiliza los días evidentes
y los días aciagos;
qué propones para los sueños, sino el aparente vínculo con el sitio
donde tu nombre encuentra su abigarrada cualidad,
y la razón para ser pronunciado con deleite;
qué aguardas entre los árboles ya enriquecidos por el otoño,
la melodía del viento
que ha de comenzar antes del atardecer,
o la visita de los pájaros,
o solamente esta certidumbre de acercar, proponer, aguardar
eso que llamas plenitud
y que confusamente deseas para tu vida,
no más adelante sino ahora.
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