AUTOEPITAFIO EN CIUDAD LEJANA
Paseando entre templos me acordé de morir
Sólo por cumplir con la vanidad del recuerdo.
Y me sentí sin las voces que me hacen falta
Sin dedos disimulando los atardeceres
Sin el olor de los cuerpos que respiraban conmigo.
Y quise retornar desorbitadamente
Aunque todo estaba cerrado y clausurado
Pero no fue necesario porque con dar vuelta los ojos
Pude leer el pasado perder los rubores
O usar las melodías para encontrar al dueño
De las calesitas de azúcar y rocío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario