de nuestra incumbencia
vos /porque no sabés
que a orillas de tu cuerpo
siembran futuro
los esperanceros
y yo /porque este puñal a deshora,
esta niebla espantosa,
estos pétalos de fantasma,
me sepultan
como a vos /seguramente.
Porque tenemos un prontuario de estaciones marchitantes y un arrullo vencido en la canción
que a juzgar por la mirada de los tontos,
no sirve para nada.
De nosotros depende entonces
jadear y carcajadear
cuando el amanecer se pronuncia en un semblante con su antorcha rascacielos
y su barrilete de linduras.
Lloramos por lo mismo
porque de otra forma
los pájaros serían neutrales
y ajenas las buenaventuras
e incapaces los huesos de sostener la vida
y la vida... un bálsamo de metáforas estériles y este poema una injuria
o un mísero desliz.
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