YA
SON DE LA BRUMA…
A la memoria de mi
padre, Samuel Moisés Reches
“Así
se sentaron con él en tierra por
siete
días y siete noches y ninguno le
hablaba palabra, porque veían que
el dolor era muy
grande.”
Job 2:13
Ya
son de la bruma tus cincuenta años de doblarte sobre las telas
y
el Hoy raspa tu alma como los frenos de un tren.
Quisiste
con la aguja fundar una dinastía en el peligro del tiempo
y
alzaste para protegerla una fortaleza de chalecos y gabardinas.
Sin
ayuda de ángeles, ateo fuerte: con sólo tus manos de leñador que cosían.
Sus
habitantes teníamos que morir por orden de aparición.
Todas
las cabezas que se amparaban en tu fuerza de niño mendigo debían
morir
blancas.
Y
por eso medías, padre, y por eso enhebrabas, seguro de que así habría de ser,
con
la certeza de un sastre que sabe que, si quiere, deja la tela, sale a la
calle
y
atraviesa de parte a parte un planeta con la aguja.
Mientras
tus hijos compraban libros y pelotas tus sufilados los hacían inmortales.
A
otros padres se les morían, o se les enfermaban, o se les iban para siempre,
pero entonces
vos cortabas más, probabas más,
Y
sentías en tus manos que, de querer irte a coser a la selva con toda tu familia
detrás
de tu silla huirían los animales feroces al solo gesto tuyo de marcar con
la
tiza el primer casimir.
Alrededor
de tu mesa no temíamos a las estrellas.
Eramos
diez humanos agraciados. Eramos ricos.
Nos
habíamos olvidado de la historia de Job.
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