DON NADIE DESCUBRE LA ETERNA INSIGNIFICANCIA
En definitiva, sólo se trata de la luz donde los Justos
se mecen en el viento,
36 robles que se van por las ramas en plena liviandad,
que es la creación.
Es éste el instante en que las hojas discurren en silencio
como amantes.
en una ciudad labrada palabra por palabra, línea a línea,
letra a letra,
y suspendida como una gota de piedad sobre el inmenso
mundo:
el bailoteo del corazón es siempre una pequeñísima llama,
eterna entre las manos que la quieren viva.
Un buen poema, Alberto. Calidad y ejemplaridad de natura pagana. Te felicito, poeta.
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