EL VINO
No
el trago solemne del salón
digo el vino que está en la fe perdida,
en la noche que aún se estira y en los locos,
vino del silencio y los infiernos de adentro,
ese mismo que anima
la curda feroz del hombre gris que se desata.
Hablo del vino de los bares
que despuebla catedrales,
de las putas y borrachos sin más,
ese que beben los fantasmas sin descanso
como si fuera el mar de los náufragos del alma.
Vino de la vida o de la muerte, qué más da.
Digo beberlo
como el profeta descreído
que quema la biblia para iluminar su horca.
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