CASIDA DE LA CEGUERA
nada estaba oscuro cuando Borges dijo: apenas veo
y entró inseguro a esta vereda de la calle Venezuela
y a la muerte
donde persiste el hedor de biblioteca
y el polvo de las estanterías
el hombre está lejano
nadie lo mira detrás de su epitafio
arrancado de runas y crucifixiones
de patria incierta y ancianidad medida
con cucharitas prestadas
por la ceguera londinense de Eliot
dicen que Milton y Tiresias lo empujaron
a presagiar que Argentina no sería un paraíso
y por eso
nadie se ocupa de su destierro
los desvela sí el aleph
por donde pasan infinitos versos
que auguran laureles
tan eternos
como los adoquines de San Telmo
nada está claro
ahora
que yo tampoco veo
Bellísimo poema Jorge. Cariños.
ResponderEliminarMe encanta, Jorge, poema de alto vuelo, felicitaciones!!
ResponderEliminarMe encanta, Jorge, poema de alto vuelo, felicitaciones!!
ResponderEliminarSos un genio, querido Jorge. Abrazos. Gastón Sequeira.
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