sábado, 15 de septiembre de 2012

NORMA ETCHEVERRY

EL ORIGEN

Cuelgan geranios rojos de los balcones.
Inevitables geranios rojos en todos los balcones.
Maravillosos geranios rojos cuando estallan las bombas.
Ancianos con boina y bastón, caminando despacio por la orilla del Kadagua. Los carteles denunciando el apaleo a los jóvenes de Geñe. El puente viejo y la ropa blanca tendida, flameando sobre el río.
Ancianos con boina y bastón, sentados en los bancos de la parroquia de San Severino, bajo la torre tardía del Barroco.
Ancianos con boina y bastón, hablando en una lengua que les viene del fondo de la historia. Ningún filólogo rozará el origen de su lengua, ni su gran secreto.
Testigos serenos de un tiempo antiguo, protagonistas de un pasado remoto que siempre vuelve.
Un duelo mudo es el que viene del encierro, lejos de casa, un silencio a gritos que llega hasta los balcones.
Los rostros en blanco y negro están en todas partes. También en los balcones y en las calles.
La lengua primitiva, un clamor sordo, intraducible, habla.
Inevitables, los geranios rojos permanecen.
Azpitik doa ura, murmura.
El agua va por debajo, canta.

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