A LA SOMBRA DEL TILO
Viene del monte un aroma a casuarina
y lujuria recién lavada
que me envuelve
Arrojo los dados minerales:
números tallados por la constancia del viento
astillan mi suerte
Ella gotea hacia arriba y cae
desnuda
pero dispuesta
No hay dádivas para este corazón
señor de la mañana
Altagracia en derredor, no tengo más verdad
que un salvaje palmar
y el éxtasis en puntas de pie
de saber que este amor
se come
con las manos.
Te agradezco también por acá, Hugo. Un abrazo!
ResponderEliminarLucio
Un abrazo doble, Lucio!
ResponderEliminarBuenísimo , sensual , para comerlo con las manos!
ResponderEliminarPrecioso!!!
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