viernes, 21 de septiembre de 2012

ROGELIO RAMOS SIGNES


EL LLORAR DE LOS LLORARES

Y lloré por algo que yo no entendía.
Y lloré con ella.
Y el viento golpeó la puerta.
Y protesté “¡Qué elemental es el viento!”
Y Dios -que por entonces
era ayudante de cocina- dijo
“Ya está bien. Acompañar la comida con lágrimas
hincha la panza”.
Y ella dejó de llorar.
Y yo dejé de llorar con ella.

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